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El Puente de los Bandidos es una construcción del siglo XI pero si recibe este nombre será porque a principios del XIV unos bandidos se apostaban en las inmediaciones para robar a los peregrinos.

Arturo Borruel Olano se estableció en Larrasoaña hace 32 años y cuenta que durante los dos primeros no supo ni lo que era un peregrino y la llegada de uno asegura que era un puro testimonio. En Larrasoaña los documentos que maneja reflejan pocos hechos de los peregrinos, alguno que enfermó y alguno que se fue robando algo pero lo que curiosamente recogen es la figura de la serora que tenía obligación de proveerles de fuego y poco más.

Guillermo Zubiri Elizalde, hermano del que fue el famoso alcalde y promotor del Camino, Santiago, sin embargo recuerda que cuando algún peregrino aparecía en el pueblo se acostumbraba a recogerlos en las propias casas. Reconociendo que los más hospitalarios nunca solían ser los más pudientes, y es que aquí las tierras no daban siquiera para vivir. Y Larrasoaña sobre todo estaba acostumbrada a los mendigos, el más conocido José Arellano, a las carretas de húngaros con la cabra y la mona y al llamado ambulante de la corneta del pescatero, un tal Uterga que llegaba con los pescados en la parrilla de la bicicleta, y al que reconocían en que cuanto llegaba los venticinco gatos de las casas del pueblo.